Lo que está bien arraigado no se puede arrancar.
Lo que está bien unido no se puede separar.
Por eso los hijos y los nietos celebran el culto a los antepasados.
Quien cultiva la virtud en sí mismo
obtendrá la virtud verdadera.
Quien cultiva la virtud en el seno de la familia
obtendrá la virtud necesaria.
Quien cultiva la virtud en su comunidad
verá la virtud crecer.
Quien cultiva la virtud en la nación
obtendrá virtud abundante.
Quien cultiva la virtud en el universo
obtendrá la virtud universal.
Por eso a través de uno mismo se conoce a los demás.
A través de la propia familia se conoce la del otro.
A través de la propia comunidad se conocen las restantes comunidades.
A través de la propia nación se conocen las otras naciones.
A través del propio universo se conocen los otros universos.
¿Cómo sé que el mundo funciona así?
Observándolo.
Lao-Tse, El libro del Tao. Capítulo LIV